Noches que se me fueron en imágenes deslumbrantes, provocativas, y que ahora no son ni los anillos de humo de un cigarrillo...

Pulsiones de una manía desbordada. Temblores. Pasos que medían, una y otra vez, el perímetro de la sala, del cuarto, de la casa entera. Búsquedas infructuosas que querían ser una escapatoria. 

Ahora es diferente. 

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