Noches que se me fueron en imágenes deslumbrantes, provocativas, y que ahora no son ni los anillos de humo de un cigarrillo... Pulsiones de una manía desbordada. Temblores. Pasos que medían, una y otra vez, el perímetro de la sala, del cuarto, de la casa entera. Búsquedas infructuosas que querían ser una escapatoria. Ahora es diferente.
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Para el chismoso que me lee
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Usted, señor chismoso (bien puede ser chismosa) que se ha tomado el tiempo de leerme (lo cual le agradezco) quiero dejarle este mensaje a modo de carta. Usted cree conocerme porque me trata o me trató en algún momento de su existencia. Cree conocerme porque ha leído algunos textos en los que dejé evidencia de mis pensamientos. Cree conocerme porque suelo ser amable y expansivo con las personas, y tal vez fui amable y expansivo con usted, aunque no lo mereciera. Pero no, no me conoce, de eso estoy seguro. Y no me interesa que suceda. Le escribo este texto para advertirle de su mal proceder, ya que usted mismo no se da cuenta de este. Hay que dejar quieto a quien está quieto. Si usted me lee para admirarme o al menos para criticarme y hacérmelo saber, puedo considerarlo un hombre o una mujer de valor. Si me lee para intentar hacerme daño a través de otros, pierde su tiempo. No se confunda conmigo. ¿No ha escuchado alguna vez que los ríos más calmos pueden convertirse en ...
Al filósofo y poeta Jimmy Puerto
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A Jimmy Puerto , filósofo cínico, amigo delirante. Vas y vienes sin que los otros te vean como los recuerdos que se resignan a vagar por los mismos lugares sin los ojos de aquellos que podían sustentarlos. Vas y vienes y caminas como los peregrinos que pagan promesas. Tu promesa: arder en preguntas y no llegar a ninguna parte. A tu edad los hombres forman familias hablan con seriedad pontifical son infieles a sus esposas beben alcohol después de la jornada laboral hablan del carro que van a comprar de la mujer en posición horizontal a sus deseos. Del ascenso. Siempre del ascenso. Tú, en cambio, me hablas de Pascal como si fuera tu vecino de la vereda San Rafael. Me hablas de Baudelaire como si fuera el parroquiano con el que te sientas a jugar ajedrez en el parque principal todas las tardes. Me hablas de tantas cosas, bellas y elocuentes, que los otros no alcanzan a comprender por la devoción enfermiza que profesan a lo puntual, a lo sencillo, a lo masticado por los otros. Co...
Al poeta Gonzalo Arango
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Al poeta Gonzalo Arango, escuchando un poema en su voz Ante el exceso de información en internet la voz del poeta emergiendo del pasado para reconfortarme Ante el bullicio de los vídeos y los reals, su voz melodiosa cual si fuera un atardecer de verano en el que se encienden todos los objetos con su fulgor definitivo. Ante la banalidad de los comentarios diarios su poesía hermosa, satírica y profética. He ahí la pregunta, la respuesta y de nuevo la pregunta. No busques en la poesía un remedio definitivo. Para eso existe el engaño de las boticas y los médicos que venden sus prodigios de culebreros en los programas radiales matutinos. No busques en la poesía una respuesta definitiva. Para eso existen los doctores honoris causa, la verborrea de los políticos colombianos y los burócratas encorbatados envarados y rígidos en su chaleco del domingo. Siéntela, hermano, hermana. ¡Siéntela! Déjate llevar. Escucha la voz del poeta. Escuch...
El poema y las mujeres
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Lo bueno de escribir un poema es que todas las mujeres que me admiran- o que se admiran a través de mí- piensan que el poema va dirigido enteramente a ellas. Algunas me hacen saber su parecer. Casi todas se engañan, por supuesto. A veces no va dirigido a una mujer en específico. Va dirigido a un ideal que he querido crear o que me esfuerzo en destruir después de la desilusión y del dolor.
Devúelvele. Poema. 24 de enero de 2024
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La lectura
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Leer es una de las formas más divertidas de no hacer nada. El cuerpo trabaja, pero solo para los fines del pensamiento. Uno lee una historia tres veces por el hecho mismo de que la historia es divertida, no para obtener los datos precisos que se registran en una enciclopedia. Aún así, la memoria trabaja por repetición, y los rasgos más interesantes- no siempre los más importantes- de las historias quedan registrados en nuestra mente. Rasgos que quizá volvamos utilitarios para los mismos fines de la creación literaria. Rasgos que quizás, como las cosas verdaderamente importantes de este mundo, nunca utilizaremos para nada práctico, excepto para el mismo ejercicio deleitable de la imaginación y el pensamiento.